La pandemia de la Covid-19 está siendo uno de los retos más complicados a los que nos hemos enfrentado como sociedad, una situación sin precedentes en nuestra historia reciente que está acrecentando muchos de los problemas a los que intentábamos poner solución y que ahora se han quedado relegados a uno segundo plano.
Entre todos ellos, la obesidad infantil era ya motivo de preocupación antes de la pandemia, pero, ahora, gracias a los periodos de confinamiento, las restricciones de movilidad y la limitación en algunas actividades, el problema ha empeorado y se ha convertido en una de las consecuencias indirectas de la pandemia de la Covid-19.
¿Qué es la obesidad infantil?
Si lo trasladamos a datos, el ‘Estudio Nutricional de la Población Española’ (ENPE), publicado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), afirma que cerca del 40% de los niños españoles entre 3 y 8 años padecen obesidad o sobrepeso, especialmente los varones. Un dato preocupante que sitúa a nuestro país a la cabeza de la lista de países con mayor tasa de obesidad infantil de Europa, junto a Italia, Chipre, Grecia, Malta y San Marino. Según este estudio, y su principal autor, Javier Aranceta, la tendencia al alza es clara, ya que en los últimos 30 años la obesidad de la población menor de 25 años ha pasado del 3% en 1984, al 6,2% en 1998; y al 10,3% en 2020.
Una situación realmente preocupante, ya que esta obesidad o sobrepeso adquirida en la niñez conlleva una mayor probabilidad de padecer obesidad en la etapa adulta, además, por supuesto, de los problemas de salud que ello conlleva. Estamos hablando de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, problemas psicológicos, e incluso algunos tipos de cáncer.
No es una cuestión que deba dejarse pasar, y menos todavía cuando se trata de la salud de los más pequeños de la casa. En este pequeño reportaje vamos a hablar sobre la cuestión con profesionales de la salud, entender cuáles son los factores que provocan la obesidad infantil y, sobre todo, dar pautas y recomendaciones para poder llevar una vida más saludable.
¿Qué causa la obesidad infantil?
La obesidad es consecuencia de múltiples factores. Existen condicionantes que van desde las influencias genéticas, pasando por las conductuales, y llegando hasta las metabólicas y hormonales, eso es innegable. Cada cuerpo es un mundo, y cada cual actúa de forma distinta a la hora de convertir el alimento en energía, distribuir la grasa corporal, quemar calorías o regular el apetito, por poner varios ejemplos. Sin embargo, la causa principal de la obesidad es ingerir más calorías de las que el cuerpo puede quemar en la actividad diaria.
Tomando esta última afirmación como base, podemos exponer con mayor facilidad, aunque suenen a tópico, las causas que provocan la obesidad infantil. Todas ellas, además, muy condicionadas por la pandemia de la Covid-19, que está empeorando los efectos de un problema ya grave de por sí:
Sedentarismo
Ahora, más que nunca, tenemos un estilo de vida en el que predomina el sedentarismo. Pasamos muchas horas al día sentados, ya sea en el trabajo o en el colegio, y para colmo, gran parte de nuestras actividades de ocio se centran en contemplar una pantalla: jugar a videojuegos, navegar por Internet, compras online, ver la televisión, estar con el teléfono móvil… Solo por poner un ejemplo, en un artículo publicado a finales de 2019 en el diario La Vanguardia -que extrae datos del estudio “Familias hiperconectadas: el nuevo panorama de aprendices y nativos digitales”- niños de entre 5 a 11 años pasan una media de 711 horas y 45 minutos al año conectados a Internet; dato que por sí solo quizá no sea muy revelador, pero si se compara con el número de horas que pasan en el colegio (792 horas), se vuelve preocupante. Y si ya lo llevamos a porcentaje, vemos que es un 8,5% de media del tiempo de todo un año. No cabe duda que esta situación se ha visto agravada por la pandemia, ya que nos hemos visto obligados a pasar más tiempo en casa y, quizá, no hayamos podido dedicarle el tiempo suficiente a la actividad física recomendada.
Hábitos de alimentación
Nuestra dieta constituye una parte importante de nuestra salud, y es un hecho que cada vez hay más alimentos poco recomendables de los que abusamos sin darnos cuenta: grasas saturadas, alimentos con alto contenido en sodio, azúcares… Si eso lo unimos al desequilibrio de los grupos de alimentos, crean el caldo de cultivo perfecto para desarrollar sobrepeso, obesidad y problemas derivados de estos. En el caso de los más pequeños, sabemos que es más complicado que sigan una dieta equilibrada y que entiendan que su salud depende de ello, por no mencionar que hay muchos padres que prefieren saciar el hambre de sus hijos en vez de elaborar un menú saludable.
Factores psicológicos
Al contrario de lo que los adultos podamos pensar, el estrés también afecta a los niños, y es un factor que ha tenido un gran peso durante este último año de pandemia. Hay que tener en cuenta que las mentes de los más pequeños todavía están formándose, y que su desarrollo emocional y afectivo ha quedado interrumpido por circunstancias que muchos no acaban de entender. Esto en cuanto a la pandemia, pero el estrés de las clases y los deberes, las relaciones con sus compañeros y el ambiente familiar, pueden provocar conductas que deriven en trastornos de la conducta alimentaria, sobrepeso u obesidad. Mucho cuidado.
¿Cuáles son las consecuencias de la obesidad infantil?
Ha quedado demostrado que la obesidad que tiene lugar en la infancia, tiende a darse también en la adolescencia, y si no se le pone remedio, se extiende hasta la edad adulta. Esto acarrea una serie de problemas muy graves para la salud, físicos y psicológicos:
- Hipertensión.
- Diabetes tipo 2.
- Problemas en huesos y articulaciones.
- Problemas respiratorios.
- Alteraciones del sueño.
- Enfermedades cutáneas.
- Depresión.
- Baja autoestima.
- Trastornos que pueden derivar en desórdenes alimenticios como la bulimia o anorexia.
¿Qué hacer para prevenir la obesidad infantil?
Cuanto más se tarde en prevenir la obesidad en la infancia, más costará combatir el problema en el futuro, por eso es importante trabajar desde la prevención y establecer una serie de medidas con las que atajar el problema antes de que aparezca.
Alimentación
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La integración de todos los miembros de la familia en las decisiones relacionadas con la alimentación es un punto de partida excelente. Decidir junto a los más pequeños el menú de la semana, hacer la compra con ellos y cocinar juntos, son actividades que les ayudará a conocer el valor de la buena de la alimentación y se sentirán partícipes de un proceso del que no deben quedar excluidos.
- Moderar el consumo de alimentos ricos en azúcar simple: golosinas, dulces y refrescos.
- Promover e incrementar el consumo de verduras, hortalizas y frutas. 400 gr./día de este grupo de alimentos es la cantidad recomendada por expertos nutricionistas (4 o 5 raciones).
- Moderar y reducir en la medida de lo posible el consumo de sal. No debería superar los 5 gr./día.
- El 50% de las calorías ingeridas deben pertenecer a los hidratos de carbono: pasta, legumbre, patatas, arroz, cereales.
- El consumo de grasas debería situarse por debajo del 30% de la dieta, reduciendo el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos.
- Las proteínas ingeridas deberían ser de origen animal y vegetal, y deberían aportar un 10% de las calorías necesarias.
Estos son consejos muy básicos para una alimentación equilibrada, pero hay que remarcar dos cuestiones muy importantes y que son la piedra angular de toda alimentación:
- Cuanta mayor variedad haya en la dieta, mayor garantía habrá de llevar una alimentación equilibrada, sana y que aporta lo necesario para un buen desarrollo.
- Es realmente importante desayudar bien. Un desayuno completo a base de lácteos, fruta y cereales evitará las comidas poco saludables a media mañana y aportará la energía necesaria para afrontar el día.
Ejercicio físico
La actividad física es otra parte fundamental para prevenir y combatir la obesidad y el sobrepeso en la infancia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una serie de recomendaciones por grupos de edad, y en este caso hablaremos del grupo que va de 5 a 17 años.
La actividad física para estas edades radica en “juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias”. Con ello, lo que se pretende es establecer un marco que prevenga de los problemas de obesidad y sobrepeso ya mencionados, y sobre todo, mejorar las funciones cardiorrespiratorias, musculares y la salud osea:
La OMS establece como recomendación que los niños de 5 a 17 años realicen una actividad física moderada o vigorosa durante 60 minutos al día. Asimismo, también establece que si se excede en este tiempo reportará un beneficio aún mayor para la salud (siempre con moderación, por supuesto). Como última recomendación, apuntan que conviene que la calidad de estos ejercicios sea de calidad aeróbica, y que deberían incluirse, al menos 3 veces por semana, ejercicios de naturaleza vigorosa para reforzar músculos y huesos.
Entorno psicológico estable
Es fundamental, y más dadas las circunstancias excepcionales de la crisis sanitaria, que los niños cuenten con un fuerte apoyo emocional. La familia es el eje fundamental que aportará una estabilidad psicológica y emocional al niño:
- Es muy recomendable establecer horarios y rutinas que ayuden a encauzar la normalidad en la vida diaria de los más pequeños.
- Pasar tiempo con ellos, realizando cualquier actividad como jugar, visitas al parque, paseos o comer juntos, ayudarán a la estabilidad emocional y a la comunicación.
- Invitar a los niños y compartir lo que piensan también nos permitirá conocer cómo se sienten y saber un poco más de su mundo interior.
- Interesarse por sus gustos o actividades también ayudará a su autoestima.
Ahora, vamos a conocer la opinión de varios profesionales de la salud que nos darán su opinión sobre la obesidad infantil, consejos sobre cómo llevar una vida saludable y estrategias para nuestro día a día.
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